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Mandela, Rugby y Nación

Sudáfrica está terminando una oscura época, un lapsus de tiempo que todos quieren dejar en el olvido, Sudáfrica trata de superar el obstáculo más grande de toda su historia y […]


Sudáfrica está terminando una oscura época, un lapsus de tiempo que todos quieren dejar en el olvido, Sudáfrica trata de superar el obstáculo más grande de toda su historia y trata de curar fehacientemente una herida que aun sigue abierta: el Apartheid. Esta horrenda época se caracterizó por la segregación racial sistematizada e imposición de una “supremacía blanca” en todo el territorio nacional. Su instauración ocurre en 1944 y su finalización simbólica fue en el año de 1992 cuando ocurrieron las últimas elecciones donde sólo votarían los blancos.

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Un hombre, símbolo de la lucha contra el Apartheid, acaba de ser liberado de su encierro de 27 años en precarias condiciones. Su nombre resonó por toda la nación sudafricana y llegó a portar la banda presidencial en 1994. El reto que debía enfrentar Mandela al asumir la presidencia de Sudáfrica eran de magnitudes colosales: Tenía en sus manos el futuro de un país golpeado, herido y resentido por el Apartheid; tenía en sus manos un país con una fragilísima estabilidad social; tenía en sus manos el futuro de un país con múltiples identidades nacionales, pero ninguna de ellas recogía a toda la nación, ninguna cobijaba toda la extensión de Sudáfrica.

Las tensiones entre negros y blancos aún se sentían fuertemente. Un odio cruzado por resentimientos, opacaba las aspiraciones de cambio que Mandela quería instaurar y accionar en su pueblo. Un denso aire se respiraba aún por las calles de cada pueblo, ciudad, caserío de Sudáfrica, aún se encontraban fuertes miradas entre los miembros de diferentes grupos sociales. Con Mandela en el poder, la raza negra incrementó sus fuerzas y consecuentemente los blancos vieron amenazada su estabilidad laboral, calidad de vida y supusieron venganza por los crímenes cometidos durante el Apartheid. Pero sólo un hombre como Mandela pudo evitar esto y pensar más allá de lo evidente y de lo obvio.

Mandela durante sus años en prisión «estudió a su enemigo» y supo que eliminar todo tipo de cultura blanca no era la mejor opción para reunir de nuevo a su país bajo una misma bandera. Mandela sabe que al suprimir o cambiar demasiado las cosas que gustan o que frecuentan los blancos, sería sólo otro factor de descontento en la frágil y precaria situación social. ¿Qué otra opción existía entonces para dar a conocer el cambio social y el final de la era del apartheid sin romper el delicado equilibrio social? Sólo un intelecto cómo el de Nelson Mandela podría encontrar la respuesta a esta pregunta y así lo hizo.

Siendo Sudáfrica una colonia franco-inglesa en su mayoría, se practicaba el Rugby, un deporte de contacto en equipo nacido en Inglaterra. En 1889 se fundó la South African R.F.U. organismo que reglamenta las acciones y decisiones concernientes al rugby en Sudáfrica. Esto muestra el nivel de estructuración e importancia del Rugby en este país y Mandela lo supo reconocer así que se negó a cambiar los uniformes y sus colores del equipo nacional llamado los Springboks y en vez de acabar con este equipo, lo sostuvo y lo ayudó a ganar el mundial de 1995 en el que Sudáfrica fue también el anfitrión.

Mandela, en su plan de unión nacional, hizo que los Springboks recorrieran zonas pobres de Sudáfrica, llevaran la pasión del rugby a través de todo el territorio nacional sin importar si ellos era blancos o negros y mucho menos podía importar si a quienes iban a visitar eran blancos o negros. Así el rugby llamó la atención de toda una nación. Además de esto, un equipo con deficiencias claras en el juego como lo eran los Springboks, superó todas las expectativas y ganó un mundial de rugby después de estar en el suelo.

Pero no era sólo rugby, Mandela sabía que la nación entera estaría viendo el partido, nunca importó ni la raza ni el color de piel ni nada más durante el partido; Sudáfrica se veía como una sola y así Mandela demostró que por diferentes que fuéramos físicamente, que sin importar un pasado oscuro que merecía estar en el olvido, todos en Sudáfrica eran sudafricanos y por ende una sola nación.


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