No deja de darme vueltas en la cabeza una pregunta y lo peor es que no encuentro la respuesta ¿En qué momento dejamos de ser la potencia del rugby nacional para convertirnos en uno mas del pelotón? Quiero aclarar antes de seguir con este escrito que esto no es un problema de regionalismos y que aunque muchos de los bogotanos pienses que Bogotá es Bogotá y lo demás es pueblo, los que somos pueblo –por lo menos en lo que a nivel deportivo se refiere- somos nosotros.
Cuenta la historia que durante varios años, lo que entonces era la profederación colombiana de rugby estaba manejada desde la Liga de Rugby de Bogotá. Durante ese tiempo no había quien le hiciera pie a los equipos bogotanos a tal punto que la selección regional llegó a denominarse y ser reconocida en todo el país como «Los Magnificos». Sin embargo, por problemas administrativos y de ejecución la Liga Antioqueña de Rugby tomó las riendas de la hoy Federación Colombiana de Rugby (FCR) y es ahí donde aparece la pregunta «Y NOSOTROS ¿QUÉ?».
De entrada se evidencia una diferencia notoria, ellos son la Liga Antioqueña de Rugby y nosotros la Liga de Rugby de Bogotá, ellos se pueden nutrir de jugadores de todo el departamento y nosotros solo de los jugadores del casco urbano de la ciudad. Diferencia notable que denota un hermetismo poco pragmático en el actuar de los capitalinos en esta materia.
Según la página oficial de la Federación Colombiana de Rugby, la creación de este ente se dio el 12 de marzo de 2011, es decir, la federación no tiene siquiera 2 años de creación y ya tienen varias canchas y espacios para la práctica del deporte. Inder Antioquia (Lo que acá conocemos como el INDER), que no es otra cosa que el IDRD pero del departamento de Antioquia patrocina y apoya a los jugadores de rugby y se dio a la tarea de construir la primera cancha de rugby del país, ubicada en el complejo deportivo José René Higuita ubicado en el barrio Castilla de la ciudad de Medellín, mientras tanto, los bogotanos seguimos jugando cada 8 días en el club deportivo Maracaná, en unas canchas de fútbol mal delineadas y sin el cumplimiento de los requisitos para la práctica de nuestro deporte.
Podríamos decir entonces que los paisas son muy echados pa’lante, que allá si apoyan el deporte, que ganaron el premio a la ciudad mas innovadora del planeta, que allá tienen metro y así encontrar cualquier excusa que no justificarían los avances de ellos sino la desidia de nosotros. Pero es acá donde hay que ir más allá, ya que muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque. En Cúcuta se acaba de inaugurar la primera cancha sintética de rugby de esa ciudad, en Cali ya se están adelantando las gestiones para construir la suya y las ligas emergentes como la del Atlántico ya se afilió a la liga -Espero que tengamos nuestra cancha antes que ellos-.
Viendo el panorama nacional se entiende por qué las cosas están como están. No se si es falta de relaciones (lobby), si es falta de voluntad o simplemente es conformismo, pero es un hecho que en este momento estamos bastante atrasados con respecto a las otras regiones del país.
Siguiendo la misma línea, se han presentado unos cuantos hechos que agrandan aún mas esa diferencia abismal que en vez de reducirla cada día se evidencia mas profunda. El 23 de febrero y el 2 de marzo de 2013 se jugó en la ciudad de Medellín el primer torneo de rugby Colombo-Argentino hubo un gran número de equipos de Medellín y otro tanto de Argentina, de Bogotá no hubo representación. A finales del mes de febrero viajó una delegación de 18 jugadores (hombres y mujeres) del departamento de Antioquia a Sur África a aprender un poco de rugby y a seguir con sus entrenamientos (Colombianos cierran gira por Sudáfrica inspirada en los valores del rugby).
En Bogotá mientras tanto no se patrocina a la Selección Regional, los jugadores deben pagar de su bolsillo los viajes y demás costos que implica el desplazamiento, no ganamos un regional desde 2011 en el que fuimos campeones del torneo de 7’s, en 2012 Antioquia ganó tanto en 7’s (en el que Bogotá quedó quinto en la categoría A y sexto en la categoría B) y 15’s en el que la final, si la memoria no me falla, nos comimos un amargo 64-0. En promedio se aportan 2 jugadores a la selección Colombia en ambas modalidades, nuestra participación en las decisiones no es la mayor y el crecimiento y difusión del deporte en la ciudad está estancado.
Mientras sigamos con la actitud parsimoniosa que hemos mostrado, mientras sigamos preocupados porque los jugadores cambian de equipo, mientras solo nos importe jugar cada 8 días sin estructuras procesos a largo plazo y aspirando a obtener grandes resultados seguiremos siendo uno mas del montón y seguiremos viendo como lentamente las demás regiones nos van alcanzando y nos van superando tanto en nivel deportivo, en infraestructura y logros. Y así, mientras jugamos cada ocho días me seguiré preguntando Y NOSOTROS ¿QUÉ?
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