Arrancando este año recibí el mensaje de uno de esos amigos que el rugby me ha regalado en los últimos 7 años “tocata esta noche en la armada o miedo”. Era Camilo Navarro “pato”, de Carneros, un equipo con el que después de varios problemas y unas cuantas diferencias terminó abriéndome las puertas para compartir con ellos.
En septiembre de 2007, cuando empecé a jugar rugby aprendí que Carneros y Barbarians (el equipo en el juego) eran archirrivales y que existían unas diferencias abismales. Hablé mal, hablé de más y hoy reconozco uno mas de muchos errores. A pesar de esto Carneros fue mi casa (prestada) por 15 días, fui su inquilino y ellos mis anfitriones.
Hablé con la gente de Barbarians, ya arrancaba enero y tenía ganas de empezar a entrenar, sin embargo, el club había decidido empezar mas tarde de lo acostumbrado y se decidió que los entrenamientos empezarían la última semana de enero o la primera de febrero dependiendo de la fecha de inicio de la Liga de Rugby de Bogotá. Estaba que me jugaba y tenía que decidir, era evidente que muchos pensarían que me iría del club, que cambiaría el azul por el negro y que sería una especie de paria dentro del rugby bogotano. Sin embargo lo hice y pase 15 días con Carneros.
No es fácil llegar a un equipo que no es el de uno para entrenar en algunos casos personas que uno no conoce, o con las que hay evidentes diferencias; pero esto es rugby, y el rugby siempre nos regala amigos.
Martes ocho de la noche, llego al parque “de la armada”, ya había una gran cantidad y tuve que parquear lejos, pensé en seguir derecho, en irme, no había necesidad de estar ahí, era pura goma, puras ganas de jugar rugby, y como por variar las ganas suelen mas fuertes, me bajé del carro, atravesé el parque y saludé. La mirada de alguno de ellos que no me esperaban dijo mucho, otros preguntaban que si me había cambiado de equipo y los pocos que sabían que iba a ir me dieron la bienvenida, así que a cambiarme y a entrenar. “El paisa”, jugador activo del club y quien sufrió una delicada lesión en la temporada pasada era el encargado de dirigir los entrenamientos, hubo juego, contacto y mucho físico.
Después de dos semanas compartiendo con ellos Barbarians arrancó el año deportivo, y con el mayor agradecimiento me despedí de mis nuevos amigos, después de haber aprendido muchas cosas y de fortalecer esos lazos que sé que no se van a romper.
Me quedan varias experiencias, como haber cargado en hombros a una de las personas con las que más diferencias tengo, aguantarme a las infinitas hojas del paisa y los comentarios de Amórtegui. Le doy las gracias a Pablo, G y al Paisa quienes me invitaron y TODOS los Carneros que me abrieron las puertas de su casa para compartir un buen rato de rugby con ellos.
Nos vemos en la cancha.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.