¿Cuéntenos quién es…?
Pablo Lemoine, 31 años y nací en Bogotá
¿A qué se dedica? ¿Estudia, trabaja, ambas? ¿Le gusta lo que hace? ¿Por qué?
Soy estudiante doctoral y profesor de estrategia organizacional en la universidad de los Andes.
Con el riesgo de aburrir a quien lea esto, voy a contar un poco de lo que hago. En el mundo de hoy una de las principales causas de muerte son las enfermedades crónicas no transmisibles (Diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares entre otras). Estas enfermedades pueden ser prevenidas a través de la actividad física. En consecuencia la promoción de la actividad física se ha convertido en un problema importante en el mundo. Mi investigación trata de entender la relación entre la infraestructura de transporte y la actividad física, específicamente entre el TransMilenio y caminar como medio de transporte.
Pensando en esa relación es que se van mis días y esto me gusta mucho por varias razones. La primera es que es un problema difícil. Nadie sabe qué va a pasar con lo que caminan los bogotanos cuando se termine la siguiente fase de TransMilenio, o qué pasaría con la actividad física de Bogotá si se construye un metro y eso lo hace interesante. Lo segundo es que existe mucha información. Eso ha sido valioso porque en el uso y en la manipulación de esa información he aprendido mucho de muchas cosas. Ese aprendizaje me ha enriquecido y me hace feliz con lo que hago.
¿Cómo logra distribuir el tiempo entre su familia y amigos, y el rugby? ¿Puede unir su vida familiar y social con el deporte? ¿Cómo?
Lo primero es hablar de mi horario habitual. Lunes miércoles y viernes usualmente me levanto entre las seis y las siete, voy a atletismo y por tarde estoy en la Universidad trabajando a las diez. Trabajo hasta las 7:30 de la noche y hago pesas de ocho a diez de la noche. Los martes y los jueves llego más temprano a la universidad (martes dicto clase de 7) trabajo hasta las 7 de la noche y entreno de ocho a diez de la noche. Los sábados partido y los domingos descanso o fútbol. A mí me gusta vivir de esa forma, y considero estos compromisos muy importantes para mí. Mis amigos y familiares comprenden eso, y saben que si bien el rugby no es más importante que ellos sí me parece más importante entrenar que los cumpleaños, las reuniones y las comidas familiares. Como ellos lo entienden, no es mucho problema.
¿Cómo conoció este deporte? ¿Hace cuánto lo practica? ¿Cuándo empezó a jugar rugby? ¿Qué le llamó la atención de ese deporte ¿De qué posición comenzó jugando? ¿Cuál es su posición o posiciones en la cancha actualmente?
Viví un tiempo en Nueva York. Mientras vivía allá tuve un amigo irlandés que me habló del deporte y de lo rudo y divertido que era y siempre quise jugar. En el colegio había un equipo pero por temas de horario no pude jugar. En esa época hacía fútbol en el otoño, lucha libre en el invierno y atletismo en primavera. Me vine a vivir a Colombia y no fue posible jugar mientras vivía por fuera. Al entrar a la Universidad me enteré que había equipo y finalmente me decidí a entrar. Eso fue en enero de 2002. Empecé de Flanker, en esa época la universidad tenía dos equipos uno era Jabalís y el otro Carneros. Yo pesaba entonces 62 kg. Un día me encontré a Virus, quien fue mi primer entrenador, y me preguntó yo donde quería jugar, ¿Carneros o Jabalís? Le contesté que en el mejor, él me respondió que uno era sub-campeón y el otro penúltimo, yo respondí que así las cosas en Carneros. El problema era que Carneros necesitaba forwards y Jabalís líneas y yo claramente era línea. Le dije que entonces yo jugaba de forward y así me convertí en flanker y en Carnero. Los años han pasado y es evidente que soy un jugador de la línea, actualmente juego de 10 en Carneros y a veces de centro pero en cualquier lugar de la línea me siento cómodo.
¿Practica alguna otra disciplina para complementar el Rugby? ¿Por qué le gusta el rugby? ¿Tuvo oportunidad de dedicarse a otro deporte?
El fútbol me ha acompañado toda la vida. Desde muy pequeño me enseñaron a patear un balón y a ser hincha del Medellín. También he hecho otros deportes (lucha libre, rugby, atletismo) y en general me ha ido bien en todos. Disfruto mucho jugar cualquier deporte.
¿A tenido o tiene actualmente alguna Cábala antes de entrar a la cancha?
Yo creo en la energía. No sé explicarlo bien, pero creo que algunas cosas tienen buena energía y me gusta usarlas y otras mala energía y dejo de usarlas. Por ejemplo los guayos con los que me lesioné la rodilla tienen una energía negativa y por eso, a pesar de que todavía servían y de que entrenaba con ellos, nunca los volví a usar para un partido. En este momento tengo una licra azul, que ya está rota, que compré en el suramericano en Venezuela con la que me ha ido bien, y por eso siento que tiene buena energía. Puedo decir mil ejemplos más: una vez siendo niño perdí una media de fútbol roja, mi mamá de un par de medias rojas pequeñas hizo una grande de fútbol. Esa media tenía buena energía. El casco que me regaló Virus tenía buena energía y lo usaba desde la noche anterior para estar concentrado. Un día perdí un partido contra Perú por tan pocos puntos y tan mala suerte que era evidente que el casco no estaba sirviendo, así que dejé de usarlo
¿Cuál es su jugador favorito?
Tengo varios, tres en especial.
Conrad Smith. Me parece un jugador inteligentísimo, que no hace nunca una de más, y es difícil verlo fallar un tackle. Su sencillez para jugar y su seguridad en el tackle lo hacen un jugador impresionante.
Brian O´Driscoll. Un jugador completo, rápido, fuerte, tacklea, usa el pie y tiene magia. Además he visto algunas de sus entrevistas y me parece que como persona es fenomenal.
Jonny Wilkinson: Es increíble el jugador que es y lo que ha hecho. Parece que estuviera jugando desde arriba, ve los partidos desde otro ángulo. Él también me parece un tipo fenomenal, sus entrevistas y su manera de ver el mundo también son una nota. Me parece que es un ejemplo de jugador.
¿Ha sido un «Tucán»? ¿Cómo llegó a serlo?
He tenido el privilegio y la suerte de ser Tucán muchas veces. Creo que todo empezó con un poco de suerte. Hicieron la convocatoria para la selección Bogotá del 2002 y yo no fui convocado. Un día decidí subir a la caneca a jugar un partido de fútbol y me encontré a Virus entrenando a las niñas. Me dijo que a la selección Bogotá le faltaba un ala que si quería entrenar. Le dije que sí. Con esa selección salimos campeones del regional y en esa selección conocí a Bill Paul quien sería el entrenador de la selección Colombia y me llamaría a hacer parte de los tucanes a pesar de no haber cumplido un año jugando rugby.
¿Qué logros obtuvo?
El principal logro ha sido haber hecho parte del proceso. Cuando entré a la selección quinces en 2002 no solo perdimos todos los partidos si no que solo hicimos tres puntos de una patada. Todos los equipos nos pasearon, los veíamos como tipos invencibles. Este año le ganamos a Venezuela, Perú tuvo suerte, hubo un buen partido contra Paraguay y aunque no sé si yo esté estoy seguro que en poco tiempo nuestra selección le ganará. En sevens ocurre lo mismo, en mi primer viaje nuestro gran logro fue un empate con Venezuela, perdimos con Perú y el resto de equipos nos pasearon. El comentarista de Fox dijo que el rugby colombiano era precario y tenía razón. Hace poco le ganamos por primera vez a Chile y al finalizar el torneo el entrenador de Chile se acercó a felicitarnos y a invitarnos a un torneo. Este proceso es producto de muchas muchas personas. Esto se debe a los que a pesar de perder por muchos puntos volvieron a casa a ser mejores, se debe a los que aprendieron a jugar bajo un esquema y lo explicaron a los que llegaron, y se debe a los muchos entrenadores y desarrolladores que ha tenido el rugby colombiano en todos estos años. Este proceso continúa y espero seguir siendo parte de él un tiempo más, pero si hoy terminara siento como un gran logro haber vivido esta evolución.
¿Qué aprendió en esta experiencia?
Han sido tantas… He tenido la suerte de ocupar muchos roles en la selección. Cuando entré era el más joven, con el tiempo me volví un referente, después me quedé por fuera y ahora soy el más viejo. En todo este tiempo más de un par de cosas he aprendido. Voy a decir algunas.
Lo único que queda son los amigos. Todos los triunfos todas las medallas, todo lo que he vivido, nada de eso queda, de pronto como memorias pero no es mucho lo que se puede hacer con eso. Me quedan los amigos que he hecho. Con la selección es aún peor, los jugadores y entrenadores dejan todo por la selección. Se escapan del trabajo, hacen magia con las novias por ir a entrenar, por no faltar a las concentraciones y al final cuando todo termina los que se van ni siquiera hacen falta. Así es y hay que aceptarlo. La selección tiene sentido por el instante. Tiene sentido por las experiencias que se viven en las concentraciones y en los partidos y los amigos que se hacen. No por ser recordado, ni por el prestigio, ni la vanidad, todo eso es una ilusión.
No soy tan bueno como dicen, ni tan malo como dicen. Como he jugado tanto tiempo algunas cosas en la cancha me han salido bien y otras mal. Cuando salen bien de repente he sentido la admiración de los que me rodean, y cuando salen mal he visto a esos mismo decir que soy un pésimo jugador, que no tengo corazón, incluso que vendí el equipo. En los dos casos soy el mismo Pablo. Aunque obviamente prefiero ser felicitado que criticado, siento que es mejor no escuchar mucho las críticas ni las felicitaciones que no vienen del entrenador.
El juego es bonito y es puro y no podemos permitir que no lo ensucien. Como jugadores tenemos el privilegio de entrar a la cancha y de que nuestra labor sea entrenarnos. A veces en el rugby y sobretodo en la selección entran otros intereses, entra la política y la envidia, a tal punto que he visto colombianos queriendo que los Tucanes pierdan. A veces he tenido puntos de vista en contra de las directivas y esto me ha causado frustración. Y también me he sentido injustamente tratado. Pero nada de esto debe ni puede tocar mi gusto por jugar al rugby. El rugby es un juego que disfruto, me gusta entrenarme y tengo el privilegio de ser jugador y voy a seguir haciéndolo tanto como pueda. Todo lo demás es música de fondo.
¿Qué momentos recuerda con mayor intensidad?
Varios, recuerdo con mucha alegría los entrenamientos con Belisario. Nunca he sido más feliz yendo a entrenar. Me encantaban sus regaños, eran unos regaños con cariño y con gran sentido del humor. Y como jugadores estábamos dispuestos a salir a matar por él.
La primera vez que le ganamos en sevens a Paraguay. Recuerdo perfectamente que íbamos 17-15 ellos tenían la pelota y el equipo estaba dispuesto a morir antes de dejarlos anotar.
El partido contra Venezuela en el Suramericano de 2009, la derrota contra Perú en el 2010. El regreso a la selección después de la lesión de rodilla. Muchos recuerdos. No sé, son muchos.
En Carneros también hay varios, los partidos con Gatos, los entrenamientos en la 195, muchos.
¿Cuál fue su primera experiencia como entrenador? ¿Le gustó? ¿Cómo fue el trato con los jugadores?
Mi primera experiencia como entrenador fue en el 2005 cuando entrené el equipo femenino de Carneros. Esa experiencia fue muy valiosa para mí, hice mi tesis sobre la motivación en el equipo femenino de rugby y aprendí muchas cosas. Las niñas tienen una visión diferente del rugby, mucho menos competitiva que la de los hombres y eso implica muchas cosas. Creo que el trato con ellas era muy bueno. Pero esa pregunta es mejor para ellas.
¿Cómo fueron sus primeros entrenamientos como coach?
Los entrenamientos al principio eran muy físicos y muy enfocados a las repeticiones pero pronto entendí que a las niñas no les gusta eso, y cambie los entrenamientos hacia los juegos.
¿Le divierte ser entrenador?
Sí, me divierte mucho ser entrenador. Me gusta el reto de armar equipos y de motivar personas. Creo que los buenos entrenadores deben tener tres partes:
1. Conocimiento del juego, deben saber leer el juego, a su equipo y al equipo contrario y resolver. Y poner eso en un entrenamiento para que los jugadores lo ejecuten
2. Conocimiento del cuerpo. Los entrenadores deben saber algo de la parte física o tener a alguien que los asesore. Al final se trabaja con el cuerpo de los jugadores y potenciar esas capacidades es fundamental.
3. La capacidad de motivar, de que los jugadores jueguen ilusionados e inspirados.
Y esas tres partes son de mi interés y me gusta pensar en ellas y en cómo mejorar en esos aspectos.
Creo que pensar en cómo mejorar especialmente en la lectura del juego contribuye a ser mejor jugador.
¿Qué le gusta más, ser jugador o entrenador?
Jugador lejos. Entrar a la cancha y ponerse la camiseta son el privilegio más grande que existe en el mundo del deporte.
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