Toda persona que haya practicado un deporte, sabe que se comienza desde 0, desde lo más básico y poco a poco se va subiendo el nivel de complejidad, hasta llegar a un manejo de destrezas generales.
Los procesos son diferentes para todos, al comenzar desde 0, podemos irnos por dos grandes caminos, el primero, nos damos cuenta que tenemos un talento innato y por momentos podemos pensar que estamos hechos para ese deporte; y el segundo (y el que la mayoría tiene cuando entra a rugby), es que nos damos cuenta de nuestras debilidades automáticamente, llegando a pensar incluso, que es como practicar algo que ni siquiera parece natural.
Por otra parte y siguiendo con las maneras de ver el proceso; somos personas que constantemente pensamos en lo que pasó y en lo que pasará, sin embargo, cuando hablamos de proceso, eso nos lleva a despegarnos un poco de los inicios (pasado) pero también despegarnos de los resultados (futuro), es llevar a cabo una selección de rango de tiempo: el presente, el ahora.
Carneros femenino está viviendo un proceso, un hermoso proceso en el que cada una lo está viviendo individualmente como jugadora y también como equipo, ya que somos conscientes del pasado y del futuro, pero estamos seguras de que estamos viviendo en el presente, en el ahora.
¿Dónde se ve reflejado un buen proceso? En la construcción sólida de la palabra equipo, en el disfrute de jugar con tu amiga, en la satisfacción de ver a tus amigos Carneros quedar campeones, en el hablarnos solo para charlar de la vida, en el mejoramiento o crecimiento de habilidades de juego y por último pero no menos importante, en el hambre y las ganas de levantarnos con más fuerza para vivir lo que hoy, en el proceso, estamos sembrando con sacrificio, sangre, sudor y lágrimas.
Los resultados y las copas llegarán solas si disfrutamos el proceso, si somos lo suficientemente inteligentes para aprender del pasado, prepararnos en el presente y fijarnos metas en el futuro.
Estas palabras salen de mi corazón porque aún con el timón en la mano, suelo tener la debilidad de fijarme en el resultado y no en el proceso, lo cual me hace entender que soy ser humano y que puedo ser débil, pero lo bueno y lo bonito de este deporte, es que me ha mostrado personas que me recuerdan lo valioso que es disfrutar los primeros pasos, las primeras metas, esos primeros sabores agridulces y que me repiten que cuando el maratón de las oportunidades grandes venga, estaremos preparadas para llegar en primer lugar todas las veces; pero antes, hay que sacudirse, levantarse, aprender y seguir.
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