¿Cómo se puede explicar?
Se decía que Carneros había terminado. Que ya no existía, que los campeones ya estaban, que para qué semifinal. De tanto oírlo incluso empezamos a creerlo. «Está difícil» se decía con cortesía. Tal vez tenían razón, éramos cuartos, la liga había decidido eliminar la semifinal, los entrenamientos eran pobres, algunos de nuestros mejores guerreros habían decidido dejar de asistir y la base del equipo debía viajar. Las cosas estaban mal y se venía el partido más importante del año. Cuarto contra quinto por un cupo en la semifinal y no habían suficientes jugadores.
Alguien dijo que todo hombre debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin. Que todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos, las desventuras, todo eso ha sido dado como arcilla, como material para su arte. Se dice que este es el alimento de los héroes: la humillación, la desdicha, la discordia. Que esas cosas nos fueron dadas para que las transmutemos, para que hagamos de las miserables circunstancias cosas eternas o que aspiran a serlo. Y así fue.
Tal vez fue suerte, tal vez fue rabia, quizás inspiración. El hecho es que cuando fue necesario recordamos que este club no se fundó ayer y que está casa es más grande de lo que a veces pensamos. Por eso, cuando todo anda mal si pides ayuda, si tocas la puerta y llamas vendrán, y llegaron. Llegó Juli Mosquera a enseñar el rigor, llegó Uniandes y limpió cualquier duda de sí son o no son, llegó Alex un viejo amigo que andaba perdido, llegó Vlacho y ganaron. Así somos. Pablo peleó y G y Amortegui se encargaron de que tuviéramos semifinal. Ya al fondo se veía venir la tormenta. Carneros pasó cuarto y debía enfrentarse a un Barbarians invicto que había pasado primero e iba por todo.
Barbarians no supo qué pasó. Lo que tenía enfrente no era el Carneros que conocía, este Carneros tenía el cuchillo entre los dientes y no estaba jugando. Los forwards parecían la caballería de Alejandro y juntos conquistaron más tierras que Bucéfalo. La infantería también hizo la tarea y este ejército doblegó a los favoritos del torneo. 25 -10 y el siguiente paso era la final.
Ya lo dicen otros: «Las finales no se eligen, se juegan y se ganan». No podíamos salir de la realidad y mentir, Minotauros era favorito. Había ganado los últimos dos torneos y todo el año nos había vencido. Pero este partido era diferente. Era una final y la preparamos como tal. El martes defensa y carácter, el jueves magia y ataque, el viernes comida y unidad y el sábado combate.
Y como no hay fecha que no llegue, llegó el sábado y con él la final. La alineación fue difícil de escoger, hace mucho tiempo que no habían tantos buenos jugadores disponibles. Hace tiempo no había tanta familia reunida. Era la final y había que escoger. En cancha estarían 15 leones, otros 15, llenos de hambre, tendrían que esperar.
Principio del baile y los dos tímidos equipos empezaron a medirse. Minotauros trató con las patadas y después con los delanteros, pero Carneros era un cerrojo sin llave. Minotauros tocó la puerta y cuando no le abrieron, trató de tumbarla, pero la ilusión, el compromiso y el amor a una camiseta son materiales más fuertes. Después llegó el turno de que Carneros tocara y si que tocó. El estruendo hizo daño y G fue el primero en entrar. Siete cero y la fiesta empezaba.
La etiqueta de la fiesta era sencilla. Se baila en el patio del vecino, y si nos dejan entrar a la casa nos robamos la novia y por lo menos tres puntos. Y así fue, la siguiente vez que nos dejaron entrar renunciamos a la magia y martillamos con paciencia hasta que nuevamente sacamos tres puntos 10-0.
La fiesta seguía y Minotauros lo estaba pasando mal. Sin embargo pusieron lo suyo y se vinieron encima, pero Carneros como el río que pule la piedra de forma callada y paciente, siguió con su juego y orden. Recuperamos el balón y el hueco eventualmente se abrió. Un rombo, en el centro el 10, Daniel por la izquierda, Guaji por la derecha y El Paisa de axial. Guaji recibe y rompe, cuando lo tacklean tal como lo habíamos hecho tantas veces en entrenamiento entra el axial, recibe el pase al contacto y chao. Las cosas van bien, una vez más como tantas otras el Paisita nos está poniendo adelante. Pero de repente lo inesperado. Lo tacklean por la espalda, el balón sale volando, un penal a favor…
– Paisita vamos
– Se me rompió el pie
– ¿Qué?
Pablo lo mira y lo único que se le ocurre hacer es llamar al médico y llorar.
El paisa está por fuera, así es este juego.
El equipo se reúne, se dicen palabras para no perder la cabeza. Ahora la derrota no es una opción. Nadie podría soportar la idea de no llevarle una medalla al Paisa, nadie le iba a decir que nos dejó ganando y se nos había ido. Esa no era una opción. El partido estaba terminado.
El paisa es tan importante para este equipo que vale la pena dedicarle un par de líneas más.
En el facebook escribió un mensaje felicitando y agradeciendo los buenos deseos. Que admirable es el hecho de que en ese momento, fractura abierta de tibia y peroné, meses de incapacidad, cirugías, fisioterapias y mucho dolor, no hable de su lesión. Creo que eso define el paisa que todos conocemos. Un hombre valiente que está roto y agradece.
Vamos a palos y el primer tiempo termina 13-0.
En el medio tiempo se dice que no podemos aflojar, que se van a venir con toda. Pues mejor, que vengan que acá los atendemos.
Y así fue, en el primer tiempo se vinieron con todo lo que tenían, e hicieron daño. Una patada, un descuido y ahora vamos 13-5. Salida de centro de Carneros y Minotauros ahora tiene ilusión. Nuevamente vienen a martillar uno de ellos se escapa, y lo recibe nuestro quince. Un flaco rápido e irresponsable, lo lleva al piso y ellos empiezan a desesperar. El ataque continúa pero a Minotauros se la ha ido la paciencia y eventualmente cometen penal. Nuevamente nos vamos a jugar en casa de ellos. Pero ellos vuelven y la presión nuestra los obliga a cometer errores, knock on, scrum a favor. El balón sale sucio, el 10 nuestro recibe y se la da al 15, el 15 la abre, pato penetra, pasa el balón y recibe Medellín que prende la moto y chao. Pidan un taxi que nos vemos en el in goal. Try de 40 metros y Minotauros empieza a darse cuenta lo que ya todos sabíamos: cualquier otro día podrían ser mejores, pero hoy no, hoy no. 20-5.
Minotauros patea la salida de centro pensando más en cuánto falta para terminar esta pesadilla que en jugar, nosotros volvemos a atacar y nuevamente nos metemos en el terreno de ellos. El desespero los lleva a otro penal, G factura y ahora vamos 23-5.
El partido continúa y Carneros vuelve a jugar en cancha de Minotauros. El partido está terminado pero Minotauros no parece entenderlo. Así que empieza a atacar desde su zona, Carneros tacklea, Edu pesca y Carneros de nuevo con el balón en terreno de Minotauros. Pablo la pide, hace un drop y cierra la fiesta. 26-5 ya queríamos irnos a celebrar, ya queríamos llamar al Paisa. Pero la regla lo exige y los 40 minutos se deben cumplir. Así que Minotauros pateó, y Carneros estaba pensando en una fiesta y una llamada. Knock on scrum de Minotauros, y el tiempo sigue. Minotauros la saca del scrum y nos hace un try en la esquina. 26-10 y nada que termina. Salida de centro nuestra, se ven obligados a jugar y les robamos el balón. Última jugada, patada afuera, el partido termina y en el fondo se oye la canción de siempre, nuestra canción…
http://www.youtube.com/watch?v=aeuMCh7u1ho
Por mas que quieran sacarnos de nuestro lugar
y pienses que solo somos un puñado de idiotas
no no podrás quitarnos lo que hicimos ya
ahora somos mas hermanos que antes
ya no podrás mirarnos a los ojos mas
nosotros somos amigos, vos que solo estas
por mas que quieras tapar toda nuestra voz
nunca podrás callar esta canción
Y si después no crees lo que te estoy diciendo
mira mis pies bailando al son de este ritmo
voy a vestirme de traje aunque me vea mal
voy a saltar toda la noche sin parar de silbar
esta lloviendo pero yo no me voy a mojar
mis amigos me cubren cuando voy a llorar
por mas que quieras tapar toda nuestra voz
nunca podrán callar esta canción.
Fotos: María Serpa
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