Me resisto a creer que todo se reduce a un número, que solo cuenta el resultado, que el éxito depende de un metal, de un reconocimiento, de un momento de brillantes o de un golpe de suerte. Creo que los logros, cuando se dan, deben ser el resultado irrefutable de un proceso, de un trabajo y de un sacrificio que de forma armónica y articulada se dieron y que por esas razones se obtiene un objetivo, en el caso del rugby grupal.
Hace algún tiempo leí un artículo de Pablo Lemoine, un jugador de la selección colombiana de rugby -al que me atrevo a llamar histórico-, no por su edad, sino por sus logros: probablemente el jugador con más apariciones internacionales con la Selección Colombia de Rugby, y para muchos el mejor jugador del país. En su escrito titulado Los objetivos de un equipo, palabras mas palabras menos expresa que el resultadismo al que nos vemos avocados día tras día es el método idóneo para medir los resultados, situación que apoya y afirma de la siguiente manera “por esto es que me atrevo a decir que Quade Cooper, a pesar de haber sido 10 titular de Australia, de haber ganado con su club y con Australia el tres naciones, tuvo un mal 2011; y en cambio Richie Mc Caw, que estuvo lesionado, perdió con su club, y con los All Blacks el tres naciones, tuvo un gran 2011 por haber ganado el mundial.”
A pesar de entender su punto de vista, debo decir que no son los resultados lo que definen los objetivos de un equipo, es el proceso, el trabajo y son los logros que nadie recuerda los que definen si se alcanzaron o no las metas establecidas y si el trabajo y el sacrificio rindieron sus frutos.
En la historia se pueden palpar ejemplos, Andrés Iniesta tuvo un gran 2010, anotó el gol de la victoria de la selección española en el mundial de futbol de ese año celebrado en Sur África y a pesar de eso no fue elegido como el mejor jugador del mundo, por otro lado, Lionel Messi, quien tuvo un desastroso mundial y su equipo no logró llegar a cuartos de final ya que fue eliminado y vapuleado con un contundente 4-0 por Alemania, fue elegido como el mejor jugador del mundo; se debe tener en cuenta que a nivel de club lograron exactamente lo mismo (juegan ambos en el Barcelona), así las cosas parece que el resultado no hizo justicia y no por eso se puede decir que Messi no fue mejor que Iniesta en el 2011.
Se debe tener en cuenta que los procesos y el camino trasegado es el que muestra si en realidad se lograron los objetivos, es por eso que, en el charla de motivación de Agustin Pichot, “Diferencias y objetivo común”, al oír la frase -que espero que jamás se me olvide- “Las hazañas no son buenas para el éxito”, entiendo que el premio puede ser, o no, la recompensa de un largo camino de trabajo o un golpe de suerte; es por eso que siempre preferiré perder con los mismos locos con los que entreno y que no logran superar a sus adversarios, a jugar con 14 genios que NUNCA van a entrenar y que son capaces de vencer a los AllBlack, por eso me resisto a creer que el resultado es lo que mide el logro.
En ese orden de ideas creo que para lograr los objetivos se necesita disciplina, actitud, constancia y sobre todo MUCHA humildad.
La disciplina devengará en eso que conocemos como respeto, el respeto por el club, por la camiseta, pero sobre todo, por los compañeros y por los rivales quienes merecen que todos y cada uno de nosotros entregue lo mejor para poder disfrutar del deporte ya que esa diversión es el objetivo principal del deporte, el deporte NO se hizo para ganar, se hizo para COMPETIR, la victoria no es mas que un valor agregado, que si llega es bienvenido pero sino llega no desvirtúa per se la esencia del deporte.
La actitud; hace referencia a eso que llamamos garra, a esas papas que queman de las que habla Daniel de Castro “el uru” -jugador retirado y ex capitán de la selección Colombia de Rugby-, a ese coraje con el que gritamos en la cancha, a ese ímpetu de ir siempre hacia adelante buscando una anotación, a esas ganas de seguir tackleando, a no tirar la toalla aunque tengas 10 o 15 trys adentro y no haya terminado siquiera el primer tiempo.
La constancia; relacionada íntimamente con la disciplina, no es más que ese sacrificio que se debe hacer para darle continuidad al proceso, para no crear iglesias (expresión referente a la edificación de templos sin cultivar la fe y las creencias), para no lograr hazañas, para alcanzar el verdadero éxito.
Y la humildad; el más importante de todos, es la capacidad de aceptar que eres mejor cuando pierdes con la cabeza arriba que cuando ganas humillando a tu oponente y no eres capaz de mirar a tus compañeros a los ojos, cuando reconoces que tu rival fue el que hizo posible que jugaras, que tus compañeros son tan importantes como tu, que no somos capaces de hacer las cosas solos y que necesitamos de todo y de todos para seguir adelante, es la capacidad de entender que como dijo Pichot, “las hazañas son muy malas para el éxito”.
Por todo lo anterior es que en Colombia seguimos pensando que el problema está en los demás y no en todos y no queremos entender que los resultados no son mas que la cima de un camino llamado proceso que como todos, ha de tener sus altibajos, es por eso que nos sorprendemos cuando vemos que Sir Alex Ferguson, entrenador del Manchester United lleva más de 26 años al frente del equipo y aunque a veces gana y a veces pierde –como ha de ser- sigue ahí, trabajando en su proceso; es por eso que seguimos esperando que llegue alguien a solucionarnos los problemas y es por eso que no disfrutamos el deporte pues ese disfrute para nosotros no depende de otra cosa diferente que de conseguir una victoria o en su defecto no salir con una derrota, si ganamos somos los mejores del mundo, si perdemos, somos los peores y hay que cambiar todo. Y de PROCESOS, trabajo, disciplina, actitud y humildad NUNCA hablamos.
Es por eso que aunque la naranja mecánica, la Selección Holandesa de Futbol que para muchos es el mejor equipo de la historia, perdió el mundial de 1974 y los pumas quedaron terceros en el mundial de Francia 2007 son recordadas en su entorno como grandes equipos en la historia de sus deportes y son recordados por sus RESULTADOS y no por sus hazañas.
Es por eso que Agustín Pichot, capitán de la selección argentina de rugby en los mundiales Australia 2003 y Francia 2007, al ser preguntado sobre el mundial de 2007 aseguró sentirse pleno. Dijo “Por eso cuando perdemos la semifinal para mi y para todos fue tremendo pero lo sacamos adelante y terminamos un mundial espectacular (…) si ustedes me preguntan, el tercer puesto ¿la verdad fueron por el tercer puesto? les dijo no –tuvieron existo- SI (…) yo me sentía pleno”, es por eso que los pumas no dejaron de ser ese gran equipo aunque Bryan Habana en el minuto 36 del segundo tiempo hubiese interceptado un pase a Juan Martín Hernández -el mejor apertura del mundo en 2007 según la IRB- para liquidar el partido.
Es por eso que Lemoine asegura al final de su escrito, y en cierta medida contradiciéndose lo siguiente “Tal vez sí hay algo que dura más allá del momento, algo que resiste la escoba del tiempo. Lo que dura incontables años es la amistad, junto con la admiración y la confianza que la hacen posible. Y si esto es lo que dura, si este es el verdadero oro, tal vez debamos pensar que los trofeos son la excusa, y la amistad el objetivo y no al revés, como lo venimos haciendo.” Es por eso que el resultado se obtiene mucho antes y se disfruta mucho después de la competencia. Ganar debe ser un hábito que se adquiere con trabajo, pues NO somos un número, NO somos un resultados, simplemente somos deportistas que debemos competir para ser cada día un poco mas felices.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.